Existen varios tipos de lentes de contacto para el control del aumento de la miopía. Unas son las llamadas Orto-k (lentes de contacto de ortoqueratología nocturna), las blandas de control de miopía (por ejemplo las esencia de Eurolent Tiedra), y las progresivas de geometría centro lejos. Estas lentes de contacto controlan el aumento de la miopía, las que mas lo controlan los las primeras, luego las segundas y luego las terceras. Las primeras, las Orto-k, son lentes de contacto semirrígidas con altísima permeabilidad al oxígeno, se utilizan por la noche y se quitan por el día. Tienen la ventaja de ser muy higiénicas, ya que por la noche no se tiene prácticamente contacto con microorganismos externos (los ojos están cerrados). Además durante el día se ve bien sin necesidad de llevar ningún tipo de compensación óptica, lo cual facilita mucho la vida. Las segundas son las blandas de control de miopía. Son lentillas con una geometría muy parecida a las Orto-k, y por tanto controlan también el aumento de la miopía. Tienen dos ventajas con respecto de las Orto-k, la primera es que al ser blandas, la adaptación es más cómoda y fácil tanto para el paciente como para el profesional. La segunda es que son más económicas. Las terceras, las progresivas de geometría centro lejos, también la geometría es similar a la de las Orto-k.
No obstante, la forma más eficaz de controlar la miopía es hacer terapia visual para control de miopía, usar uno de estos tres tipos de lentes de contacto, realizar las tareas de cerca a una distancia adecuada (no más cerca de la distancia que va del codo a la primera falange del dedo índice, unos 40 cm en adultos), evitar el uso de dispositivos electrónicos a oscuras. El control de la miopía se basa en dos principios: tener el sistema visual bien preparado para el trabajo en cerca (para ello la terapia visual), y en que al ojo le llegue una imagen central nítida y una periférica borrosa (que es lo que se consigue con las lentillas y trabajando a la distancia de Harmond).